Etiquetas

viernes, 28 de octubre de 2011

Cáceres: Miajadas

Miajadas, hoy conocida como capital mundial del tomate, registra los primeros vestigios de la huella del hombre en el Neolítico, en los taludes terrosos del río Búrdalo, en la finca de los Veneros y fueron descubiertos por Mario Roso de Luna, a principios del S. XX. Se nos habla de dos construcciones subterráneas a unos 100 metros de distancia entre sí, en un buen estado de conservación, y otras construcciones, semiderruídas por el paso del tiempo y la huella del hombre.
Las cuevas a las que se refiere son parecidas a las del Romeral de Antequera (un largo pasadizo de entrada a una cámara) y son tumbas donde depositaban los restos de sus antepasados estos primeros habitantes de la localidad.
Son numerosos los útiles hallados por las tierras de Miajadas pertenecientes a las primeras épocas de la Prehistoria: jarros de barro, hachas de sílex y granito, puntas de flechas o lanzas, etc... y un sinfín de restos de mobiliario doméstico. De la época romana también quedan vestigios de tumbas en diferentes fincas de los alrededores, e incluso muchas de las lápidas halladas aun se conservan como dinteles en casas antiguas de las localidades de Escurial y Villamesías.
En Miajadas hubo un antiguo campamento romano y la inscripción hallada en una piedra (según documento que consta en el Archivo Histórico Nacional), hace referencia al primer asentamiento prolongado.
De la época musulmana, únicamente existen vestigios de moradas o casas de campo esparcidas a lo largo del término municipal.
Con la construcción de la Orden de Santiago en 1475 las tierras de Miajadas fueron reconquistadas a los musulmanes por San Fernando, cuando reconquistó Montánchez y Medellín. Poco después en el S. XIII se construyó el castillo de Miajadas, perteneciente a los condes de Medellín.
En 1642, el portugués Francisco de Melo, se anexionó las tierras de Badajoz, incluido Miajadas, dónde encontró un levantamiento popular contra la invasión y el apoyo total del pueblo de Miajadas a la monarquía del Felipe IV.
Leer más...

Cáceres

Ciudad de Cáceres, leyenda "La Princesa encantada del Palacio de las Veletas"

Cáceres era una gran fortaleza árabe. Los árabes habían hecho su plaza fuerte, llamándola, precisamente por eso Cazires. Muchos fueron los intentos de reconquista, pero todos fueron inútiles hasta el reinado de Alfonso IX. Aún para este monarca la empresa se convertía casi en imposible. Hubiera sucedido lo mismo que en otros intentos a no mediar la ayuda de una dama cuyo nombre se ha perdido para siempre. Para todos era, sencillamente, la Princesa.
Gobernaba la villa un Kaid soberbio y arrogante, que apoyada su poderío en las singulares defensas que le rodeaban. Estaba la villa formada por diversos alcázares y mansiones de caudillos o caciques agarenos. Se comunicaban entre sí por galerías subterráneas. Varias de ellas tenían salidas ocultas fuera de las murallas. Entre ellos había una famosa galería llamada Mansaborá, la cual avanzaba tortuosa, soterrada, obstruida y va a dar , después de describir un ángulo recto a la ronda de las huertas. No son pocos los que por esa zona han sentido el espíritu de la mora por encima de las murallas, convertida en gallina con polluelos de oro. ¿Qué había hecho esta mujer para ser castigada de aquella manera?. Nada, simplemente ser bella, ser mujer y ser enamorada.
Alfonso IX de León se había empeñado en extender la Reconquista a las tierras que se decía de nadie. Había que borrar el recuerdo del primer fracaso. Para conseguirlo llamó a sus mejores capitanes. Quería convencer al Kaid de los Alcázares de que el empeño era definitivo. Destacó una embajada que pidió ser recibida por el señor Alkaide de la fortaleza. La presidía un notable, aguerrido y apuesto capitán. Cuando llegó al palacio pudo contemplar a la bella agarena, la hija única, y por eso más querida del Kaid. Fue bastante un encuentro, sin mediar palabras, para que el capitán, ante el fracaso de la rendición del padre, se compensara con el enamoramiento de la hija. Cuando cruzaba la sala y se despedía, una dama obsequió al capitán leonés con un pañuelo, recuerdo de su visita. En aquellos tiempos era una contraseña bastante socorrida. Cuál no sería su sorpresa, cuando al llegar a su tienda encontró dentro del pañuelo una misiva que decía: "Acude todas las noches a la calleja de Mansa Alborada, y una dama te acompañará hasta mi presencia". El capitán pensó siempre en una trampa, pero el corazón le hablaba de un amor que podía ser el comienzo de un sueño de ventura. Y fue. Cuando menos lo esperaba, entre la maleza, una gentil aya moruna le invitó al aposento de su señora. Qué sorpresa, después de recorrer la galería pudo contemplar la belleza singular de la mujer que le había cautivado. Los encuentros se repitieron, y el mancebo cristiano subía todas las noches a satisfacer la sed de amor de la agarena.
Pasaban los días y el cerco seguía en el mismo estado. El enamorado doncel, valiéndose del ascendiente que había logrado sobre el corazón de su enamorada princesa, obtuvo las llaves de la entrada a la galería. Había jurado insistentemente que sólo las utilizaría para sus visitas de amante. Y así fue en sus propósitos iniciales. Pero en aquellos momentos de asedio inútil pesaban demasiado sus responsabilidades de capitán y caballero. Pensó incluso que si lograban tomar la ciudad y él se significaba por su especial aportación le sería más fácil atraerse la recompensa de su Rey, y con ella sacralizar los amores, que por ocultos, tanto le venían agobiando.
El animoso capitán logró que se aprobara su plan: las mesnadas alfonsinas simularían un ataque a las murallas por los lados opuestos de la población. Él seguido de un grupo de peones, se presentaría en los salones del alcázar, sembrando el terror y el desconcierto. Las cosas resultaron demasiado fáciles. El Kaid descubrió la causa de su derrota. Indignado por la responsabilidad de su hija fulminó contra ella y sus valedores un anatema más tremendo que la muerte misma: La lanzó con su aya y con sus damas al subterráneo que iba a dar a la calleja de Mansa Alborada, donde en castigo de su traición permanecerían hasta que los hijos del Profeta volviesen a reconquistar la plaza perdida por su culpa. Para que nadie pueda rescatarlas, la entrada y salida de la galería desaparecieron a la vista de los simples mortales.
Y allí permanece la encantada y a la vez maldita princesa enamorada, acompañada de su aya fiel y sus doncellas jóvenes, por el conjuro poderoso del Kaid, convertidas sus quejas en piar de gallinas y polluelas, no tienen otro rato de expansión que el que a casi todos los seres encantados depara la noche de San Juan: Salen entonces a dar una vuelta por los contornos y lanzan hondos suspiros, plañideros píos, esperando el día de su desencanto.
Leer más...

Cáceres

LEYENDA DE LA VIRGEN DE LA MONTAÑA

Este relato, cuenta la historia de la capilla en nombre de la Virgen de la Encarnación, llamada también la Virgen de la montaña.
La historia se remonta al siglo XVII, cuando un hombre llega luego de un largo viaje a Cáceres, llevando consigo una pequeña imagen de la virgen; Se presentó como Francisco Paniagua, se trataba de un ser muy humilde, que aseguraba tener la misión de construir un santuario para su virgen, quien lo guiaría al lugar indicado para llevar a cabo dicha tarea.
Durante los días posteriores a su arribo, deambuló por las calles de los distintos pueblos, contando su historia a la gente de cada lugar, invitándolos a contribuir económicamente para el construcción de su deseado santuario.


Encontrándose en la Sierra de las Mosca, decidió comenzar la obra en ese sitio de tanta armonía, la gente de los distintos pueblos se había visto conmovida por su historia, contribuyendo de tal modo, que las limosnas recogidas lo ayudarían a llevar a cabo su meta. La fe de esta persona, llego tan hondo en aquellas personas, que no dudaron en subir la montaña para ayudarlo en su misión, construyendo así finalmente, la capilla que dieron en llamar "Virgen de la Encarnación"
Leer más...

viernes, 21 de octubre de 2011

Madrid




casa_de_las_siete_chimeneas

  

Las 7 chimeneas

Invierno en Madrid, el retumbar de truenos lejanos y el sonido del viento azotando los vidrios de los ventanales terminan por deshacer mi placentero sueño y me desvelan. Mi despertador digital marca la 03:31. Perezosamente me levanto de la cama y tras beberme un vaso de agua me siento junto a la ventana del salón para fumarme un cigarro, con la esperanza de poder volver a conciliar el sueño.
La noche fuera está de lo más desapacible, en la plaza del rey, las ramas de los árboles flamean al viento violentamente devolviendo crujidos lastimeros. Algunas bolsas y cartones huidos de los contenedores de basura, se arremolinan al final de la calle y parecen cobrar vida en sus acrobáticos vuelos,  imitando los juegos infantiles y al amparo de la intimidad que se les presenta en una noche como ésta, con las calles desiertas y a salvo de miradas juzgadoras.
En el cielo, una masa de nubes rojizas avanza hacia el este a toda velocidad, presagiando la tormenta inminente que no tardará mucho en descargar sobre la ciudad. De vez en cuando, un rayo lejano tiñe las nubes de gris eléctrico y a los pocos segundos, los cristales vibran con su correspondiente trueno. Arrimo más mi sofá a la ventana… siempre me gustaron las tormentas y esta noche parece que el sueño me ha abandonado por completo. En una de las pausas entre trueno y trueno, mientras prendo mi segundo cigarrillo, me parece escuchar el tañir de unas campanas a lo lejos, quizás sean las de la iglesia de los Calatravas, en la calle de Alcalá, pero me parece muy extraño… esos tañidos no son los que marcan la hora… son monótonos… repetitivos, parece que las campanas tocan a muerto. Pero no es posible, a estas horas de la madrugada iglesia de Madrid está abierta y muchísimo menos suenan las campanas, más allá de los mecanismos automáticos de los relojes.
Son las 03:54, de repente, unos enormes goterones impactan contra las ventanas como pequeños kamikazes, produciendo ruidos sordos que rebotan por el salón, perdiéndose en ecos suaves por el pasillo del fondo. Un enorme relámpago serpenteante se dibuja ante mis ojos a unas pocas cuadras de mi casa y prácticamente al instante, al tiempo que suena un estruendoso trueno, se va la luz en la calle y todo queda sumido en la oscuridad. Las campanas siguen sonando entrecortadamente en la letanía…

casa_de_las_siete_chimeneas

Me levanto y me pego mi cara contra los fríos y empañados vidrios para comprobar que todo el barrio está completamente a oscuras. La amarillenta luz de otras zonas alejadas de la ciudad que no han sufrido el apagón rebota en los nubarrones inundando la plaza y la calle Infantas con tenues tintes rosáceos. La lluvia comienza a ser más perceptible y mientras alzo mi mirada al cielo, sobre el edificio que tengo en frente, sede del ministerio de cultura… la veo.
Siento como mi cuerpo queda paralizado ante la visión que estoy contemplando en éste momento. Una mujer, alta, con el pelo largo y negro que ondea flácido en las azarosas ráfagas de viento, camina segura entre las chimeneas del tejado del edificio. Ataviada con un camisón blanco que cubre su cuerpo hasta los tobillos, se dirige cabizbaja y decidida por el alero del palacete hacia la zona que da al Alcázar. En una mano porta una especie de antorcha, en la que una débil llama lucha a muerte contra la lluvia.

elena_zapata
Cuando llega al extremo del tejado, cae de rodillas y alzando su rostro al cielo, comienza golpear con fuerza su pecho. Otro relámpago estalla a escasa distancia y su fantasmal perfil se dibuja perfectamente mientras que el sonido del trueno se funde con un alarido que hace que todos los pelos de mi cuerpo se tensen como alambres de acero.
Tras el fogonazo del relámpago y cuando mis retinas vuelven a enfocar en la oscuridad, la extraña mujer ya no está. Parece que se ha evaporado ante mis ojos…
Dando lentos pasos inconscientes hacia atrás me derrumbo sudoroso en el sillón. Todavía no me puedo creer lo que acaban de ver mis ojos; toda la vida escuchando la vieja leyenda de la casa de las siete chimeneas y yo siempre tomándomelo a broma y hoy, la mismísima Elena Zapata ha paseado por su tejado para mí.

***

Y ésta amigos es la leyenda de éste famoso palacete Madrileño, La popularmente conocida como “Casa de las siete chimeneas”. Edificio mítico y misterioso como pocos en Madrid y que desde su construcción, allá a finales del siglo XVI, siempre ha estado rodeado de hechos un tanto oscuros. Conspiraciones, amores prohibidos, muertes en extrañas circunstancias e incluso un motín tan famoso como el de Esquilache han sucedido en su interior.
casa-siete-chimeneas-antigua_02
Se cuenta que la bella Elena fue una de tantas amantes del controvertido Felipe II y que éste, como solía hacer cuando alguna de sus amantes se ponía en exceso pesada, arregló su boda con militar del noble linaje de los Zapata. El nuevo matrimonio estrenó el palacete, que por otro lado fue la única construcción civil que realizó Felipe II, aunque también se comenta que fue construido por el padre de Elena, que era montero del rey, y que éste se lo regaló a su hija tras la boda. En fin, la cuestión es que poco les duró el matrimonio, pues el capitán Zapata partió a la guerra de Flandes pocos meses después de contraer matrimonio con Elena y allí falleció en las primeras contiendas.
En este punto Elena queda sola en el enorme caserón, las malas lenguas y los chismorreos de la corte contaban que por las noches, un Felipe II embozado para pasar desapercibido, acudía puntual a la cita con su amante. Estos rumores se extendieron como la pólvora cuando una mañana Elena apareció muerta en su alcoba.
casa-siete-chimeneas-antigua
Hay que tener en cuenta que en la época de los sucesos, Ana de Austria se encuentra en la corte para convertirse en la cuarta esposa de Felipe II. ¿Sabía Ana de la existencia de Elena y decidió eliminar el problema cortando por lo sano? ¿Presionó Elena al rey para ser algo más que una simple amante y fue él quien acabó con ella? La respuesta a estas preguntas siempre será un misterio. Para más inri, el cadáver de Elena desapareció en extrañas circunstancias y a los pocos días, el padre de ésta apareció colgado de una viga (aunque este hecho es un poco dudoso según las fuentes consultadas).
En este punto fue cuando comenzó la leyenda tras los rumores de que en noches oscuras se veía el fantasma de la doncella en el tejado de la casa, aunque en aquel entonces todavía no era conocida por sus chimeneas. Esta remodelación fue ordenada por Baltasar Cattaneo unos años después tras comprar el inmueble, algunos atribuyen un significado simbólico a sus siete chimeneas, y dicen que simbolizan los siete pecados capitales.
casa-de-las-siete-chimeneas_plaza-del-rey_1940
Aunque la historia de esta casa no acaba aquí, ni mucho menos. Años después, todavía con Felipe II como monarca, otra joven muere en su misma noche de bodas con un viejo hacendado Indio. Parece ser que la joven esposa también tenía ciertos encuentros con el pendenciero rey. La joven apareció en los sótanos del palacete con un puñal clavado en el pecho y las arras, regalo del rey, esparcidas a su alrededor. No son pocos los que aseguran que esta doncella también vaga todavía hoy en día por los sótanos de la casa.
Una última muerte se produjo en la casa durante el motín de Esquilache, ministro de Hacienda de Carlos III en el año 1766. El pueblo, enfurecido por las medidas represoras del marqués, acudió en turbamulta hasta la casa con la sana intención de lincharlo. Por suerte para él, no se encontraba en la casa y el populacho la tomó con uno de sus mayordomos que ofreció cierta resistencia, muriendo el pobre a garrotazos.
Casa de las 7 Chimeneas (Madrid) 01
Durante casi cuatrocientos cincuenta años, la casa ha pasado por muchas manos, siempre de familias nobles. Embajadores, terratenientes, mercaderes… a finales del siglo XIX, la casa fue reformada para convertirse en sede del Banco de Castilla y durante éstas reformas el cadáver de una mujer, junto con una bolsa con monedas de la época de Felipe II, fue descubierto entre los muros de los sótanos, volviendo a poner de moda las viejas leyendas de éste mítico y legendario edificio de la capital española y, para que la cosa no se olvide en nuestros días, en el año 1960, otras reformas volvieron a desenterrar los restos de otro esqueleto emparedado, ésta vez masculino y hasta día de hoy, anónimo.  En la actualidad el edificio se usa como sede del ministerio de cultura, está en perfecto estado de conservación y todo indica que, por lo menos, la leyenda seguirá viva durante muchísimos años más.
Leer más...

miércoles, 19 de octubre de 2011

Córdoba: Montoro


La Diablilla 
Según la leyenda de Montoro, quienes lleven colgada en el cuello la medalla de San Bartolomé no podrán ser capturados por La Diablilla, una tradición que se pierde en la noche de los tiempos y que mantiene en vilo a multitud de pequeños de esta localidad.
San Bartolomé, patrón de Montoro, tiene bajo sus pies a la Diablilla, ya que el Señor le dio poder para expulsar demonios y dominar el mal con el bien...
Leer más...

Málaga: Fuengirola


En el actual término municipal de Fuengirola perduran, todavía, vestigios de antiguas civilizaciones. Las faldas del cerro donde se alza el Castillo árabe, custodian los restos de un poblamiento íbero-púnico, en su origen, y romano posteriormente. Se trata de la ciudad de SUEL, nombrada por Mela, Plinio y Ptolomeo. El "Itinerario" de Antonino la ubicaba en el camino de MALACA a GADES, a occidente de la primera.

La identificación de SUEL con Fuengirola se debe al licenciado rondeño M. Fariñas del Corral al hacer, en 1663, el cómputo de las XXI millas con que los "Itinerarios" la distanciaban de Málaga.

Aunque oficialmente no se ha efectuado una excavación completa, no obstante han aparecido algunas piezas de considerable valor arqueológico en las cercanías del Castillo. Quizás la de mayor interés sea, hasta el momento, el pedestal de una estatua con una inscripción, publicada por Bernardo Alderete en 1606, cuyo texto menciona a SUEL como Municipio romano. Otro documento epigráfico, procedente de la misma zona, es un "ARA" funeraria, cuya leyenda contiene el gentilicio "SUELITANA".

Entre los vestigios arqueológicos, que confirman la huella de un poblamiento romano en el litoral fuengiroleño, destacan los restos de las "Termas" de Torreblanca y la "Villa" romana de la "Finca del Secretario" (de donde procede la "Venus" de Fuengirola). Los restos de pilas salsáreas que afloran por todos los lugares arqueológicos mencionados, confirman la dedicación de esta población a la industria pesquera.
Según apuntan algunos historiadores, la ciudad de SUEL dejó de mencionarse en los albores del Medievo. Como posibles causas de este declive se indican: la destrucción por un maremoto; la emigración de sus vecinos a Mijas, al reaparecer el bandidaje en el mar; o la caída bajo la horda visigoda.
 
 
Tras un lapso desprovisto de información, este paraje cambió de nombre, apareciendo la alteración del topónimo "SUEL" por el de SUHAYL. Así se denominó durante la dominación árabe el Castillo, el río y la zona adyacente.

En el período musulmán, poseía SUHAYL un término bastante extenso, bien cultivado y animado por muchas haciendas y villarejos. La mayor parte del distrito se utilizaba como pastizal para los camellos reales. También era abundante la pesca en este litoral. Varios autores mencionan a SUHAYL como "iqlin", "distrito" o "alfoz".

Temboury cita a SUHAYL como una culta y pulcra villa que acunó a ilustres escritores. El más conocido es el poeta AS-SUHAYLÍ, quien dedicó algunos versos a su patria chica, expresando en ellos su consternación, al contemplar la destrucción del lugar donde había nacido. La población fue incendiada y su vecindario huyó a Mijas. 


Con tan calamitosa situación, SUHAYL quedó reducida a un mísero caserío. Fue por entonces cuando sufrió un cambio en su denominación, reemplazada por la romanización de Font-jirola; según Alonso de Palencia, por la fuente que brotaba al pie del Castillo.
Al ser conquistada por las tropas cristianas (en 1485), sólo existía la fortaleza.



Leer más...