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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Alicante: Benidorm

   La leyenda de la isla de Benidorm:
   Aquellos que hayáis visitado el Puig Campana o lo hayáis visto desde Benidorm, o Altea, habréis observado el corte casi perfecto que tiene una de sus cimas.
   Y por supuesto, aquellos que hayáis ido a cualquier playa de Benidorm o a cualquiera de sus miradores, habréis observado el trozo de roca que hay en el mar a muy poca distancia.
   Pues bien, existe una leyenda que relaciona a ambos, una preciosa leyenda que os voy a intentar resumir.
   Cuenta la leyenda que en la ladera de el Puig Campana hubo un gigante llamado Roldán, era el dueño y señor de todo aquello y vivía en una cabaña que él mismo había construido.
   Tenía todo lo que un gigante de sus características podía querer... pero no era feliz, le faltaba el amor.
   Cuentan que un día y conoció a una bella jovencita de la que quedó enamorado, el amor fue mutuo y ambos vivieron su romance en la cabaña del gigante.
   Desde aquel día Roldán hacía todo lo posible por complacer a su amada dándole toda clase de caprichos y comodidades para que se sintiera cómoda y feliz.
   Pero..... Un día, Roldán volvía a su cabaña y se cruzó con un extraño ser que le dijo que a su bella doncella le quedaban muy pocas horas de vida.... justo las que quedaban para que el sol se pusiese por la ladera de la montaña. Al final del día su joven amada moriría sin remedio.
Roldán partió corriendo hacia su cabaña y comprobó como su amada poco a poco iba apagándose.          Conforme pasaban las horas y el sol bajaba, ella se encontraba peor.
   Ante la impotencia, el coloso salió furioso a recriminarle al sol. Entonces recordó la frase del ser extraño "cuando se oculte el sol morirá" Enfurecido salió corriendo hacia la cumbre del Puig Campana y de un puntapié rompió un trozo de montaña dejando así pasar el sol unos minutos más.


   Bajó corriendo a por su amada para intentar alargar el máximo tiempo su vida, pero el sol no tardó en ponerse.
   Roldán no pudo dejarla por lo que se dirigió como un sonámbulo hacia el mar en busca de la luna con la esperanza de que su luz la salvase. Al no funcionar, la enterró en el nuevo islote y se quedó junto a ella el resto de sus días, "se abrazó a ella para con su cuerpo seguirla amparando y protegiendo por toda la eternidad"
   Queda constatado que "ni las piedras son insensibles a la fuerza avallasadora de un gran amor".


2 comentarios:

  1. Hola Yaura soy Manuel Martín (El Manoliyo) te saludo y doy las gracias por haber entrado en mi blog.
    Para nada me molesta que trajera aquí mi versión de la leyenda de la isla, es un placer y tienes mi blog a tu disposición para copiar lo que quieras
    Un saludo

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  2. PRECIOSO, ROMANTICO y ETERNO, sigue sorprendiendome tu extraordinaria sensibilidad. Sigue asi y no cambies nunca
    T.A.J

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